En el arte germánico y visigodo encontramos ciertas características que fueron impuestas en la península durante la ocupación de estos pueblos.
La arquitectura tosca y las naves de planta basilical de las iglesias eran las principales características arquitectónicas que compartían los pueblos del norte de Europa.
También la orfebrería, de la cual se conservan tesoros en la península ibérica, y la pintura que servia únicamente para decorar los códices y la iconografia medieval.
La escultura en la península cambió de tener un estilo romano (idealizado, proporciones y materiales como el mármol) a servir únicamente para decorar los capiteles de las columnas en la arquitectura.
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